EL Realismo Mágico y La Transparencia Temporal (Los medios miran a todos con el mismo cristal)  

lunes, 7 de diciembre de 2009

Cuando se menciona el realismo mágico, ese género de la literatura que consiste en la creación de un mundo basado en elementos sobrenaturales mágicos o míticos, tratando los mismos como algo perteneciente a la más cotidiana realidad, a muchas personas les viene a la mente el nombre de Gabriel García Márquez. El creador de “Macondo” ese pueblo mágico, quizá inspirado en el "Yoknapatawpha" de Faulkner, no es, sin embargo, el creador del realismo mágico. El origen, (en la literatura) aunque no universalmente aceptado, es atribuido a Rómulo Gallegos en su magistral “Dona Bárbara”. Sin embargo, al leer “Cien Años de Soledad” por primera vez me impresionó mas el uso de un recurso que algunos han denominado “Transparencia Temporal”. Mediante la transparencia temporal, los protagonistas no viven en el tiempo de manera lineal, moviéndose de manera inexorable del pasado hacia el futuro. El tiempo se convierte en un sitio, un espacio, donde los lectores son magistralmente llevados de un tiempo al otro por el autor.

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.” Así empieza esta historia mágica, considerada una obra magistral de la literatura universal (los seres humanos siempre pretensiosos con el uso de la universalidad). En la novela, el pasado presente y futuro parecen estar encerrados en una esfera de cristal, donde los podemos ver de manera simultánea: todos fundidos en un mismo plano, o de manera selectiva, desligando un tiempo del otro, separando el futuro el presente y el pasado como las capas de una cascara de cebolla que se separan. Como el lente de una cámara que ve a través del tiempo, este puede ser ajustado para ver lo cercano o lo lejano, según se le antoje al escritor.

Parece ser, sin embargo, que la transparencia temporal y el realismo mágico no han sido exclusivos de García Márquez. Como siempre, hay seguidores aventajados del género.

En el año 2000, el partido popular gana las elecciones en Puerto Rico, llevando al palacio de santa Catalina a Sila María Calderón, convirtiéndola en la primera mujer gobernadora de la isla.

El problema, decía ella “es uno de fondo, un déficit estructural que hemos heredado, debido a la mala administración y la corrupción rampante que hubo en Puerto Rico en los pasados ocho años”. Durante las reuniones del comité de transición, tuvimos la oportunidad de ver la gravedad del asunto. Y debía ser grave; las caras de los funcionarios que salían para ser capturados por el lente de los telenoticiarios, parecía más la puesta en escena de una tragedia griega. Ramón Cantero Frau y Enrique Vila del Corral estuvieron a la altura de un Oscar a actor revelación. Los periódicos nos “informaron”. La deuda del gobierno había subido a un nivel sin precedente. Cada Nuevo Día recibíamos nuevas noticias, economistas, políticos, comentaristas, analistas y hasta religiosos dieron su veredicto: ocho años de derroche y corrupción ha causado un desastre fiscal.

En el 2004, en unas disputadas elecciones, el candidato del partido popular es declarado ganador, en una decisión dividida del tribunal supremo de Puerto Rico. Claro, en esta ocasión la administración anterior era la administración popular. Así que por inverosímil que parezca, el lente de la cámara mágica, fue ajustado para mirar a lo lejos. Esto ya no era culpa de la inmediatez anterior: la prensa, economistas, políticos, comentaristas, analistas y hasta religiosos dieron su veredicto: Esto no es problema de la administración anterior, es el resultado de muchos años de malas decisiones administrativas, y corrupción (advine el lector cuando eran malas decisiones y cuando corrupción).

¿Cómo es posible que si en el 2000, la culpa era de la administración inmediatamente anterior, que era la culpable de todo, ahora de buenas a primera en el 2004, la culpa era de todos los gobiernos y de décadas de mala administración? Sin embargo, es así, eso nos lo dijeron y repitieron hasta el cansancio los mismos que el 2000 nos decían que era culpa de la administración inmediatamente anterior.

La Transparencia Temporal, ha resurgido como género literario este año. De nuevo el tiempo y su apreciación cambia, y nuestra realidad actual, no tiene nada que ver con los años anteriores. En esta ocasión, la culpa nos dicen, no es obviamente de una administración anterior. No, eso no puede ser. De buenas a primera, todos los problemas de Puerto Rico, (económicos, criminalidad, educación y hasta violencia domestica) se deben a la gobernación de nueve meses de Luis Fortuño.


Otra vez los estrategas del melonismo, esa combinación del partido popular con el independentismo hostosiano y el izquierdismo radical, hacen de las suyas en el país. Son ellos lo creadores de esta realidad macondiana, donde la verdad, como el amor para el coronel Aureliano Buendía, es inalcanzable. Sin embargo la imaginación, lo irreal y fantástico es convertido en algo tan cotidiano como las noticias mañaneras. Estas noticias mañaneras, como los pergaminos de “Melquíades”, anticipan nuestro porvenir.

¿Por qué ha resucitado estas “fuerza vivas” que estuvieron en estado de latencia por ocho años?

Esa mezcolanza compuesta de gente de supuestamente las más diversas visiones, pero mas homogéneos que la leche fresca, autodenominadas “fuerza vivas”, como el Melquiades de Márquez, que volvió a la vida por que no soportaba la soledad de la muerte, han resucitado. Y es lógico, el PPD sufrió su más fuerte revés en las elecciones del 2008. Paradójicamente, con su mayor triunfo, el PNP crea su mayor problema: Una galvanización de todos las fuerzas antiamericanas, que se alinean en una coalición, no declarada, que no es hecha pública, pero que queda expuesta por sus actuaciones y que está compuesta por incisivos periodistas, la mal llamada sociedad civil, los analistas, comentaristas, (politics made strange bed fellows) los llamados sindicalistas y los religiosos.

¿Le creerá el pueblo a estos artífices de este realismo, que no tiene nada de mágico y menos de real? El destino de Puerto Rico está en juego. El partido popular cada vez se acerca más a la izquierda chavista, hostosiana. Alguno de sus líderes de manera bastante abierta, otros, hablando de ciudadanía americana de boca hacia fuera, pero en su estomago rumiando la glorificación del nuevo ELA: La República Asociada (o el ELA soberano). Una separación de los Estados Unidos y lo que representa, solo por el sueño de una independencia al estilo latinoamericano.

¿No se dará cuenta el pueblo de Puerto Rico de estos devaneos del partido popular? ¿Es posible que tanto intento de confusión no sea adjudicado a los que lo propulsan? Para los que piensan que es imposible, les tengo noticias: Todo es posible en “Macondo”. Y más con la elaborada estrategia que parece provenir de los servicios de inteligencia venezolanos (o cubanos, que son lo mismo).


Si no reconocemos esta mefistoliana estratagema, un solo paso puede ser fatal, después de todo, ya lo dijo el Gabo, “Las estirpes condenadas a cien años de soledad, no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.”

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