El Jardín de Senderos que se Bifurcan (La Metamorfosis de Obama)  

sábado, 19 de diciembre de 2009

“El camino bajaba y se bifurcaba, entre las ya confusas praderas. Una música aguda y como silábica se aproximaba y se alejaba en el vaivén del viento, empañada de hojas y de distancia. Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país: no de luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes.”El jardín de senderos que se bifurcan” (1941; Ficciones, 1944) Jorge Luis Borges

En este cuento de Borges (magistral como él), el personaje principal es un chino. Tsun es un espía al servicio de la Alemania nazi, que se encuentra en Inglaterra con la intención de comunicar a los alemanes, que ciudad debe ser bombardeada. Su trabajo no le agrada, pero está decidido a hacerlo para probar la falsedad de los prejuicios que sobre su raza tiene su jefe. Quedándose sin opciones para realizar su misión, decide hacerlo de la manera más insólita, matando a alguien con el nombre de la ciudad a ser bombardeada. Después de una búsqueda en el directorio telefónico, encuentra a la persona apropiada para su fatal misión: Stephen Albert. Ante la llegada inesperada del asiático a su hogar, el británico Albert, (Albert es el nombre de la ciudad que debe ser bombardeada) hombre culto, fascinado por la cultura oriental, le describe al visitante sus conocimientos acerca de un filósofo chino (Ts'ui Pên) que escribió un libro llamado “El Jardín de los Senderos que se Bifurcan”. Yu Tsun le confiesa que el autor de dicha novela era antepasado suyo, y que el contenido de la misma era totalmente incomprensible.


“Esa publicación fue insensata. El libro es un acervo indeciso de borradores contradictorio. Lo he examinado alguna vez: en el tercer capítulo muere el héroe, en el cuarto está vivo” explica Tsun. Stephen Albert le narra su descubrimiento: Ts'ui Pên (el antepasado de Tsun) había construido un laberinto de tiempo, que es indeterminado, infinito, y de distintos tiempos que proliferan y se bifurcan y donde la realidad no es única, sino que existen infinitas realidades paralelas unas respecto de otras. En su realidad el británico y su visitante están conversando amigablemente. En otra ambos son amigos de toda la vida. En otra está el británico pero no el oriental. En otra quizás son enemigos. De ese modo todo es como una serie de caminos que se bifurcan incesantemente, dando por resultado una infinita cantidad de posibles pero inimaginables realidades. En un momento en que el anciano sinólogo (Albert) estaba de espaldas a él buscando en un cajón un papel donde estaba grabada una nota, Tsun le dispara con un revólver. Albert se desplomó sin quejarse de forma alguna. Al siguiente día los periódicos anunciaron que el famoso sabio Stephen Albert había sido asesinado por un desconocido. Los alemanes entendieron el mensaje y bombardearon la ciudad de Albert. Yu Tsun Había cumplido con su misión. Había comunicado a Berlín la ciudad donde la artillería enemiga se encontraba.


¿Sera realidad la teoría de estos universos paralelos, o multiverso? De ser así, Barack Obama, un afroamericano, quizá en otro universo alterno no incursionó a la política, en otro quizá es un anglosajón, un espía o quizá hasta en algún otro es republicano y admirador de George W. Bush.

Para nosotros, simples seres suborgeanos, solo existe una realidad.

Prácticamente desconocido en la política, el señor Obama anuncio su intención de aspirar a la presidencia en el 2007. Después de una intensa campaña primarista, derrota a Hillary Clinton, a quien un año atrás se consideraba la segura ganadora. Obama se convirtió en el candidato presidencial del partido demócrata para el 2008.

En enero del 2009, juramentando ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, Barack Obama tomó posesión del cargo de presidente de los Estados Unidos, convirtiéndose en el cuadragésimo cuarto presidente y el primer afroamericano en ostentar ese cargo. Dos años antes nadie lo hubiera imaginado, quizá ni siquiera el mismo.

En octubre de este año se marca otro hito cuando de forma sorpresiva Barack Obama resulta ganador del Nobel de la Paz 2009.

¿Que habrá pensado el comité oslosiano cuando en noviembre de este año Obama anuncia (finalmente) su decisión de enviar tropas adicionales a Afganistán?

La decisión seguramente “has not come esasy”. Con un recientemente ganado Nobel de la Paz, el peso (político) al cuello de promesas de campaña que figuraban un cercano fin a las guerras y espectros (o prejuicios) sobre su capacidad para dirigir las relaciones internacionales, no puede haber sido fácil para el presidente la decisión de enviar 30, 000 tropas adicionales a Afganistán. Ese inmenso, topográficamente accidentado y seco territorio, donde unos señores llamados talibanes, quieren recapturar el poder. Estos terratenientes fueron los gobernantes de Afganistán del 1996 al 2001 cuando fueron depuestos por las fuerzas norteamericanas. Acompañado con el emplazamiento de fuerzas adicionales, Obama anuncia el comienzo del retiro de tropas en el 2011.

Si bien Obama había llevado durante la campaña un discurso pacificista, también es cierto que decía que los esfuerzos militares deberían dirigirse a Afganistán. Sin embargo, no cabe duda que la decisión políticamente más aplaudible, sería el anuncio de una retira rápida y total. Esa como otras opciones estaba dentro del marco de las posibles alternativas. ¿Por qué Obama no toma el Sendero del pacifismo y decide acabar de una vez por todas con la guerra? Algunos sin duda dirán que Obama ha cedido a presiones pentagonistas. Otros, que el poder le ha cambiado (como ocurre siempre) o que quizá el espíritu guerrerista de Bush, deambulando aun entre las paredes de Casablanca, ha tomado posesión de él. Creo que la razón es más sencilla y menos esotérica. El aumento de tropas corresponde a la realidad a la que inapelablemente se enfrentan aquellos que tiene que tomar decisiones relevantes al destino de una nación. Hay que tomar decisiones que son amargas, difíciles e impopulares, pero que son estrictamente necesarias. “Una cosa es con guitarra….”

Obama, contra todo consejo de su cuerpo de asesores militares, pudo haberse aferrado a la posición de un retiro rápido de tropas, pero el resultado de esta decisión sin duda tendría consecuencias. La vuelta al poder de los talibanes puede resultar en un “sweet heaven” para Al Qaeda. Es aquí donde Obama como el “Tsun” de Borges, se encuentra ante estos caminos que se bifurcan, estos caminos simultáneos u opciones, donde cada bifurcación, conlleva otras posibles bifurcaciones delante de él y como Tsun tiene que ejecutar acciones que no son de su agrado con tal de cumplir su misión.

Al dar una fecha definitiva para la retirada de las tropas, Obama empieza a cumplir con su promesa de campaña. Sin embargo, lamentablemente, comunica a un enemigo inmisericorde, (como lo hizo Tsun) valiosísima información.

Las decisiones que tome el presidente determinarán no solo su porvenir político, sino el destino de los Estados Unidos y el mundo occidental. El futuro está en la balanza y Obama tendrá que mantener un fino balance entre su posición de recipiente del Nobel de la Paz y la realidad práctica de la seguridad nacional.

Esperemos que el presidente pueda tomar las decisiones más sabias, encaminándonos por los Senderos correctos y roguemos que como recitó cuando tomó posesión del cargo “así lo ayude Dios”.

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